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3 ESTRATEGIAS PARA MEJORAR LA NARRATIVA DE TU HISTORIA.

Tomaste la decisión de contar esa historia. 

Ya hiciste un esquema previo para que tu trama sea emocionante…

Ya agotaste técnicas narrativas básicas, como los cliffhangers

Ya revisaste el manuscrito mil veces para ver cómo darle la vuelta… 

 

… y aun así no te convence, no atrapa, no invita a seguir leyendo. 

 

Genial: el primer paso es darse cuenta de que hay un problema. 

 

Como se te dificulta identificarlo, te presentaré tres puntos a los que puedes prestarles mayor atención y así, por fin, publicar una obra que vuelva adictos a tus lectores. 



  1. Se trata de narrar, no de exponer

 

La gran mayoría de los lectores construyen un abanico de sensaciones mentales cuando leen: esto es lo que significa sumergirse en una historia. Sin embargo, no les será posible hacerlo si presentas los hechos como una exposición. 

 

En vez de: «El hombre se sintió triste al despedirse de su amiga en la estación de trenes». 

 

Intenta esto: «Las lágrimas brotaron en los ojos del hombre mientras abrazaba a su amiga en la estación de trenes, sabiendo que sería la última vez que la vería en mucho tiempo». 

 

La primera no es incorrecta si quieres transmitir indiferencia en la escena. La segunda opción es mucho más sentida y le será aún más fácil al lector identificarse con lo que el personaje siente. 



  1. Evita la prosa púrpura

 

Y no, no me refiero a que la prosa sea de tal o cual color. «Prosa púrpura» es el nombre que recibe la narrativa excesivamente adornada, abultada con descripciones irrelevantes y palabras rimbombantes que (1) no le aportan nada a lo que buscas transmitir y (2) cansarán a tu lector por obligarlo a acudir al diccionario cada dos líneas.

 

Esto no significa que el lenguaje no deba enriquecerse con términos más estéticos y precisos, pero si puedes decir «beso», ¿por qué elegir «ósculo»? 

 

También está el caso de que la prosa púrpura hace que el lector se detenga más tiempo en ciertos pasajes, por los que debes preguntarte si a tu historia le suma esa ralentización de ritmo.



  1. Eleva el conflicto

 

Para el lector actual, uno de los elementos con más peso para que una historia le resulte interesante es el conflicto. ¿Qué tan original es? ¿Qué tan intenso? ¿Qué tan inesperado y verosímil? Es la razón por la que los personajes se mueven. 

 

Ahora bien, muchos cometen el error de que el conflicto se queda en lo que se presentó al inicio, sin mayores complicaciones. Esto es una fórmula infalible para el aburrimiento. 

 

Si ya cuentas con un conflicto general (un macroconflicto), de este deben derivarse otros que complejicen más el asunto. 

 

Un ejemplo fácil: si una chica está siendo perseguida (macroconflicto), sería pesado leer un libro de 500 páginas donde se dedique a huir sin mayores problemas. Como prófuga, lo mejor es que tenga una huida complicada y se encuentren otros líos en el camino: la muerte de alguien, el descubrimiento de una traición, enemigos inesperados, etc. 



¡Espero que estos tres puntos te sirvan para incrementar la emoción de tu texto!

 

Si sientes que aún se te hace complicado identificar por qué lo que escribiste cansa a tus lectores, puedes enviar el manuscrito a [email protected] y solicitar los servicios de revisión de mi equipo de Bienetre Editorial. Te dejaremos saber cómo puedes transformar tu historia para extraer su mayor potencial. 

 

Con cariño, 

Keila González Báez