Mi amor por la lectura nació gracias a la influencia de mi hermana, Zebida. Ella siempre ha leído mucho, ¡muchísimo! De hecho, le pusieron anteojos alrededor de los 17 años porque en ese tiempo se leía con lámparas de gas (había muchos apagones eléctricos). Ella dejaba los libros por ahí y yo de inmediato los agarraba, de modo que entré en contacto con todo tipo de lecturas.
Desde que mi...